Resiliencia vs Costes. El dilema de la Supply Chain del futuro.
Durante la pasada edición de los debates ICIL de este 2017, se trató la temática de la resiliencia como el dilema de la Supply Chain en la próxima década. ¿Es un problema de costes el que no estemos preparados para enfrentarnos a nuevos riesgos? ¿Podemos ser resilientes en las empresas en España?
La
palabra resiliencia se ha utilizado en física para referirse a la capacidad de
un cuerpo de recuperar su forma original después de doblarse, estirarse,
comprimirse o sufrir algún tipo de transformación. En psicología se emplea para
referirse a las personas que se adaptan a los cambios y hacen frente a las
adversidades, convirtiendo los problemas en oportunidades.
En
el mundo empresarial, y más concretamente en las cadenas de valor, se utiliza
el principio de resiliencia para resaltar la capacidad de resolver las
dificultades a las que se enfrentan en el mercado en el que desarrollan sus
actividades. Y cuando hablamos de las dificultades nos referimos a las
disrupciones que puedan afectar a las ventas, la producción, la distribución,
los almacenes, los procesos, las operaciones, en definitiva, son problemas que
desembocarán en clientes insatisfechos. En caso de situación de crisis en la
compañía, la resiliencia nos permite ejecutar aquellas acciones que nos ayudarán
a superar las dificultades que nos hayan llevado dicha crisis y recuperar la
situación anterior a la misma, incluso poder salir fortalecidos tras haber
superado las dificultades.
¿Hemos salido fortalecidos de la crisis?
Las
principales causas de la rotura de la cadena de suministro se deben a
situaciones relacionadas con la falta de información, los cyber ataques, la
formación deficiente en algunos casos y los problemas que pueden acarrear las
catástrofes medioambientales. ¿Están nuestras compañías preparadas para
enfrentarse a este tipo de crisis?
La
prueba de fuego para contestar a la pregunta anterior ha sido la profunda
crisis que ha sufrido la economía española, una bajada de la actividad que ha
hecho desaparecer a muchas compañías y a reestructurar las que están
sobreviviendo. ¿Qué consecuencias ha tenido la caída de la actividad? Hemos
llegado a una época en el que el low-cost, como hemos dicho antes, se ha
adueñado del entorno, y que la recuperación es lenta y frágil. La crisis ha
supuesto un cambio de paradigma, estamos bajo un nuevo modelo que ha venido
para quedarse, y como empresas tenemos que aprender a subsistir con las nuevas
condiciones de la nueva coyuntura económica. Las empresas tienen que aprender a
ver los retos que les aparecen y adaptarse a ellos, lo que suponen una mayor
capacidad para encontrar alternativas a las utilizadas tradicionalmente.
Para
salir de la crisis algunas empresas logísticas han optado por invertir en I+D,
incluso la inversión en nuevas naves que les permitan un mayor crecimiento, apostando
por afrontar este periodo con un esfuerzo suplementario para evitar males
mayores. El esfuerzo que tenemos que hacer para obtener el mismo resultado
después del cambio de sistema (podemos evitar la palabra crisis en adelante
para pensar en positivo) es más que proporcional, lo que ha implicado que las
empresas sean distintas a la que existían con anterioridad. Maticemos, las
compañías han salido fortalecidas y con un perfil diferente al de hace unos
diez años. Si queremos tener una ventaja competitiva nos tenemos que reinventar
para tratar de ser los referentes en nuestro sector.
Una
de las maneras para estar más preparados es la colaboración entre todos los
eslabones de la cadena de valor. Sin duda alguna podemos afirmar que el futuro está
en la colaboración.
¿El riesgo está en el cliente final?
También
es verdad que no todas las empresas han pasado por el cambio de sistema de la
misma forma. Aquellas que supieron especializarse en su momento quizás han
sufrido menos y han notado menos la caída de la actividad económica. No
obstante, el sector logístico a nivel social se ha visto tocado y esto se ha
notado en todos los ámbitos. Pero tenemos que estar orgullosos de que entre las
empresas logísticas nacionales existen compañías de gran calidad. Son compañías
que han aprovechado para su expansión invirtiendo en la adquisición de
compañías y en la
creación
de nuevos escenarios logísticos a nivel de todo el territorio, para lograr ser
más competitivos. En concreto, se ha tratado de aprovechar los movimientos para
revisar la apuesta de valor para los clientes o consumidores finales. Pero nos
podemos preguntar, ¿conocemos quién es el cliente final? ¿Sabemos cómo dar con
él? Es el dilema de la demanda nace o se hace.
Se
están implementando nuevas soluciones para conocer qué es lo que necesita el
cliente, así como las estrategias que se quieren desarrollar para darle un
mejor servicio. En logística no podemos esperar a que el cliente nos diga que
es lo que necesita. Tenemos que poner todos los medios para descubrirlo
nosotros y dárselo antes de que sea demasiado tarde.
Para
enfrentarnos a las nuevas amenazas tenemos que ser conscientes de que “el
cliente cambia sus hábitos”. Lo ideal sería encontrar la respuesta a “por qué
el cliente me pide algo y por qué lo hace ahora”, lo que nos dará la clave para
generar más valor en el futuro de la cadena.
El
consumidor ha pasado a elegir “cómo, cuándo y dónde compra, por lo que si
queremos ser competitivos tenemos que poder enfrentarnos a este planteamiento.
Tenemos que aprender a escuchar a los clientes para ser más eficientes y poder
adaptarnos para sobrevivir en el mercado”.
Si
abríamos el artículo con el significado de resiliencia desde la perspectiva
psicológica, también tenemos que ser conscientes que también nos ha ayudado a
ser personas que hemos pasado de vivir “el cambio” que supone cualquier
dificultad, a vivir “en el cambio”.
¿Quién está mejor preparado para los
cambios?
En
cuanto a tamaños de empresas, está claro que la empresa grande tiene una mayor
capacidad de enfrentarse a los cambios y hacer frente a los posibles riesgos
del entorno, pero la mediana y pequeña tiene una mayor flexibilidad para
adaptarse a las mutaciones de dicho entorno. En los dos casos debemos
aprovechar las ventajas de nuestro tamaño. Por lo que no es tanto una cuestión
de coste como de marcar la estrategia adecuada en cada caso.
¿Cómo
podemos conseguir esa flexibilidad que nos permita responder más rápido a las
necesidades de nuestros clientes a través de nuestros procesos logísticos? No
se trata de una capacidad, la flexibilidad de la cadena es una necesidad real
hoy en día. Y lo seguirá siendo en el futuro. Luchamos para poder adaptarnos a
los cambios constantes en nuestros respectivos sectores.
¿Cuál
es el papel de las infraestructuras en la resiliencia? Imaginemos una red
logística para el transporte de mercancías entre países a nivel global que
fuese igual de eficiente que la red de transporte de pasajeros. Cuando queremos
hacer un viaje turístico a la otra punta del mundo, con un simple clic en la
pantalla de nuestra Tablet podemos acceder a multitud de ofertas que nos
indicarán la mejor opción en calidad/precio. Pero si queremos enviar un
cargamento de cierto producto: ¿tenemos una red logística igual de transparente
para acceder a las posibilidades para hacer llegar nuestras existencias al
punto de destino? ¿Nos ayudaría poder crear esa internet física hiciese más
ágil y eficaz el transporte de mercancías? Claramente, las administraciones
locales, regionales, nacionales y europeas tienen una asignatura pendiente de gran
importancia y crucial para que el sueño de una red logística global y
transparente.
En
la actualidad los cambios en la nueva logística son más rápidos, por lo que a
las respuestas también se les exige una mayor rapidez. Aunque en ciertos
aspectos el cliente ha podido salir beneficiado en conseguir que cada vez más
las empresas busquen el adaptarse a sus necesidades y no al revés. Es necesario
que la empresa sea inteligente para conocer las necesidades del cliente y se
enfoque a sus necesidades y no al producto. Dejamos atrás al cliente
inteligente que tenía que saber buscar en el mercado los productos/servicios
que cubrían sus necesidades. Esa es una obligación de la empresa.
¿Somos capaces de enfrentarnos a los
riesgos día a día?
Si
se me permite frivolizar, una solución para poder hacer frente a los riesgos
sería poder tener procesos logísticos y proveedores lo más parecido a “Lego ©”,
que nos permita customizar a medida los bienes y herramientas que necesitamos
en cada ocasión. Pero tampoco podemos olvidar de que una de las claves de poder
tener la capacidad de adaptación constante son las personas. La importancia del
equipo humano dentro de la organización, es esencial para enfrentarnos al
futuro. Si algo hemos aprendido de la nueva logística después de la crisis es
que todos hemos sabemos analizar mejor las fortalezas y reconocer el papel
clave de las personas en la supply Chain. Después de todo, detrás de la toma de
decisiones y en las operaciones están personas.
El
artículo nos sirve para analizar los riesgos de las empresas del sector
logístico mediante planes de contingencia y planes de recuperación. Sin
olvidarnos que la cadena logística va ligada a unas infraestructuras y unas
instalaciones que a veces no tenemos en cuenta. Pero para poder dar respuesta a
los posibles peligros que nos encontraremos en nuestro camino, tenemos que ser
conscientes de que el entorno es cambiante. Tenemos que planificar y marcar la
estrategia de manera que esta flexibilidad sea posible.
-->
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por el comentario.